Oración a Santa Elena

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Oración a Santa Elena: ¿quién fue Santa Elena?

Antes de pasar a ver la oración para Santa Elena, deberíamos de conocer algo sobre el origen de la santa. Lo primero que se debe de tener muy claro es que este tipo de oraciones que tradicionalmente se recomienda rezar durante 9 días para a continuación publicar la oración en los anuncios por palabras de un diario, no son muy del gusto de la Iglesia Católica. Aunque pueden tolerarlas en algunos casos, en otros les disgustan abiertamente aunque no han tomado un partido claro y oficial. El motivo es la evidente base esotérica que tienen.  No es la forma tradicional de rezar de la Iglesia, ya que esta plegaria, por ejemplo, puede tener más puntos en común con un «amarre» de ciertos rituales mágicos que con lo que supone pedir a una Santa por el amor de una persona.

Esta base esotérica de las oraciones hace que se mezclen elementos reales de la vida de la Santa con otros inventados porque «quedan mejor» para adornar. Es el caso de esta santa, que probablemente se corresponda con  Santa Helena de Jerusalén, o Santa Elena de Jerusalén. Pero su nombre no proviene de que fuera hija de ninguna reina, por el contrario, era de muy humilde cuna. Y por supuesto, nada tuvo que ver con San Cipriano, más allá de ser ambo santos y compartir etapa histórica.

Santa Elena fue primero concubina y más tarde esposa de Constancio I, emperador romano y madre de su sucesor, Constantino I,  El Grande. Curiosamente sus supuestos poderes no le fueron muy útiles a sí misma ya que su marido se divorció de ella para desposarse con la hijastra de Maximiniano. Elena alcanzó la santidad gracias a su gran piedad y a que viajó a Tierra Santa para encontrar las auténticas reliquias de la cruz donde fue clavado Jesús, las cuales se encuentran actualmente en la Catedral de Colonia.

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Oración a Santa Elena: La oración propiamente dicha

 

Gloriosa Santa Elena, Gloriosa Santa Elena, Gloriosa Santa Elena, hija de la reina de Jerusalén.

 

A Jerusalén fuiste, tres clavos trajiste, el primero lo consagraste, y el martes a la mar lo echaste; el segundo se lo diste a tu hermano Cipriano, para que en batalla venciera de antemano. Y el que todavía se encuentra en tu bendita palma, te lo pido prestado y no regalado, para clavarlo en el alma de xxxxx

para que no me olvide, para hundírselo en su frente para que me tenga siempre presente, para enterrárselo en el corazón.

 

San Caralampio, atráelo hacia mí. Santa Elena, el clavo que te pido es para clavárselo en su mente, para que en mí piense siempre.

 

Que venga Santa Elena, que ni en cama se pueda acostar, ni con mujer alguna conversar, que como un perro rabioso me vuelva a buscar. Santo Varón, te lo pido para que nunca me olvide por otra mujer. Jesús Nazareno, atráelo hacia mí. Santa Bárbara, que xxxxx nunca me olvide. San Antonio, que Fulano cumpla su promesa o que lo devore el insomnio.

 

San Juan Bautista, Santo antes de haber nacido, concédeme lo que te pido; que xxxx me cumpla por la Santa Camisa que te pusieron de prisa. San Miguel, párate en él. San Cipriano, escúchame cuando te llamo. Elena, mueve su corazón con tu varita de pena. Santa Elena, tráelo a mí, líbrame de esta condena.»

 

Oración a Santa Elena: algunas consideraciones

No es casualidad que esta oración se encuentre más a menudo en páginas de rituales mágicos y de otros esoterismos que en páginas religiosas y que cuando aparece en estas jamás es en páginas oficiales.

La oración a Santa Elena pretende doblegar una voluntad y hacer que una persona acabe locamente enamorada de otra, volviendo a ella o sufriendo una maldición de no hacerlo (insomnio e incapacidad de poder yacer con otra mujer) cosas que evidentemente no son misión habitual de un santo.

Existe una versión de un rito a esta santa, que si aparece en páginas cristianas oficiales, en las que se señala que esta santa puede ayudar a encontrar el amor verdadero, pero tú no le vas a señalar quién es ese amor, será el verdadero, sin doblar voluntades ni magias. Para eso, recomiendan que la persona que se encomiende realice tres obras de caridad que prueben ante la santa su buen corazón: una que implique a un niño, otra que implique a un anciano y una última con una persona enferma.  A cambio de esto, la santa puede interceder para ayudar a encontrar a una buena persona a quién así se ha encomendado.

Por supuesto, y como sucede en cualquier creencia, todo es cuestión de fe.

 

 

http://es.wikipedia.org/wiki/Helena_de_Constantinopla

2 COMENTARIOS

  1. OH GLORIOSA SANTA HELENA Q AL MONTE FUISTE Y TRES CLAVOS TRAJISTE, UNO SE LO DISTE A TU HIJO CONSTANTINO,EL OTRO LO TIRASTE AL MAR PARA LA SALUD DE LOS NAVEGANTES Y EL QUE QUEDO EN TUS PRECIOSAS MANOS NO TE LO PIDO DADO SINO PRESTADO PARA CLAVARLE EN EL CORAZON A __________`PARA Q NO TENGA PAZ NI SOSIEGO. ESPIRITU DE LA LUZ Q ALUMBRAS LAS TINIEBLAS DE LAS ALMAS ALUMBRA EL CORAZON DE ___________ PARA SE ACUERDE DE MI Y PARA Q TODO LO Q TENGA ME LO DE A MI, IMPULSADO POR TUS PODERES Y Q EL SEA EL ESCLAVO DE MI amor.

    TRANQUILIDAD NO LE DES HASTA Q REGRESE A MI, AMANTE Y CARIÑOSO, FIEL COMO UN PERRO,MANSO COMO UN CORDERO, CALIENTE COMO UN CHIVATO Q VENGA Q VENGA Q NADIE LO DETENGA.VEN Q YO SOY LA UNICA Q TE LLAMA VEN VEN VEN.

    CUERPO ALMA Y ESPIRITU DE _________ VEN PORQUE YO TE LLAMO YO TE SUGESTIONO YO TE DOMINO. TRANQUILIDAD NO HAS DE TENER HASTA Q NO VENGS RENDIDO Y HUMILLADO A MIS PIES PARA Q OLVIDES A LA MUJER Q TENGAS Y VENGAS PORQUE YO TE LLAMO ( 3 VECES SE REPITE ESTE PARRAFO)

    SE REZA POR NUEVE DIAS

  2. Oracion Santa Elena para desesperar a tu hombre para que vuelve a ti efectiva y poderosa
    patipamo99 patipamo99 Miembro
    mar 15
    Gloriosa Santa Elena, Gloriosa Santa Elena, Gloriosa Santa Elena, hija de la reina de Jerusalén.
    A Jerusalén fuiste, tres clavos trajiste, el primero lo consagraste, y el martes a la mar lo echaste; el segundo se lo diste a tu hermano Cipriano, para que en batalla venciera de antemano. Y el que todavía se encuentra en tu bendita palma, te lo pido prestado y no regalado, para clavarlo en el alma de Fulano para que no me olvide, para hundírselo en su frente para que me tenga siempre presente, para enterrárselo en el corazón. San Caralampio, atráelo hacia mí. Santa Elena, el clavo que te pido es para clavárselo en su mente, para que en mí piense siempre.

    Que venga Santa Elena, que ni en cama se pueda acostar, ni con mujer alguna conversar, que como un perro rabioso me vuelva a buscar. Santo Varón, te lo pido para que nunca me olvide por otra mujer. Jesús Nazareno, atraélo hacia mí. Santa Bárbara, que Fulano nunca me olvide. San Antonio, que Fulano cumpla su promesa o que lo devore el insomnio. San Juan Bautista, Santo antes de haber nacido, concédeme lo que te pido; que Fulano me cumpla por la Santa Camisa que te pusieron de prisa. San Miguel, párate en él. San Cipriano, escúchame cuando te llamo. Elena, mueve su corazón con tu varita de pena. Santa Elena, traélo a mí, líbrame de esta condena.

    Rece 5 Padres Nuestros y 5 Aves Marías.

    Oración a Santa Helena

    Oh gloriosa Santa Helena, que al monte fuiste y tres clavos trajiste. Uno se lo diste a tu hijo Constantino, el otro lo tiraste al mar para la salud de los navegantes, y el que quedó en tus preciosas manos no te lo pido dado sino prestado, para clavarlo en el corazon a Fulano para que no tenga paz ni sosiego. Espíritu de la luz que alumbras las tinieblas de las almas, alumbra el corazón de Fulano para se acuerde de mí y para que todo lo que tenga me lo de a mí, impulsado por tus poderes, y que sea el esclavo de mi amor. Tranquilidad no le des hasta que regrese a mí, amante y cariñoso, fiel como un perro, manso como un cordero, caliente como un chivato. Que venga, que venga, que nadie lo detenga. Ven, que yo soy la única que te llama. Ven, ven, ven.

    Cuerpo alma y espíritu de Fulano, ven porque yo te llamo, yo te sugestiono, yo te domino. Tranquilidad no has de tener hasta que no vengas rendido y humillado a mis pies para que olvides a la mujer que tengas y vengas porque yo te llamo ( 3 veces se repite este parrafo).

    Se reza por nueve días, preferiblemente encendiendo una vela blanca, roja o rosada, y se publica con mucha fe en el noveno día.

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