Las primeras comunidades cristianas

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Las primeras comunidades cristianas : orígenes

Tras el paso de Jesús por la tierra, los Apóstoles y sus seguidores más inmediatos comenzaron a propagar sus enseñanzas y a formar pequeñas comunidades que fueron el germen del cristianismo. Lógicamente, estas primeras comunidades cristianas estaban formadas por judíos, ya que no hay que olvidar que Jesús perteneció a ese pueblo y la gente entre la que vivía procesaba esa religión y en un principio ambas religiones estaban bastante unidas, ya que algunos seguidores trataron de introducir las enseñanzas de Cristo en las sinagogas. Sin embargo, no fueron bien recibidos y poco a poco se forman comunidades separadas que fueron perseguidos por los judíos tradicionales.

Estas comunidades eran semiclandestinas,  cuando no clandestinas totalmente y pronto, al comenzar a enseñar fuera de Palestina, comenzaron a ser también perseguidos por los romanos.

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Las primeras comunidades cristianas: Los hechos de los Apóstoles

En este libro se narra como tras la muerte de Jesús se fueron formando comunidades cristianas en torno a los Apóstoles y también a los seguidores que lo conocieron y lo siguieron en persona. Son muchos los datos que nos da, como el hecho que vivían en comunas y aquellos que se unían en muchos casos vendían todas sus posesiones, poniendo su dinero a disposición de toda la comunidad.

Pronto establecieron los primeros sacramentos, siendo fundamental la Eucaristía, que la hacían en recuerdo de lo que Jesús hizo en la última cena, al partir el pan y compartir el vino. También el bautismo, que era la forma en la que un niño se desprendía del pecado original y pasaba a formar parte de la comunidad religiosa.

Muy pronto, las primeras comunidades cristianas se extendieron más allá de Palestina y comenzaron a  llegar a todos los rincones del Imperio Romano. Fue una expansión muy rápida, ya que todos los fieles participaban del hecho de de propagar las enseñanzas de Jesús.

Las primeras comunidades cristianas: características

«Los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones. El temor se apoderaba de todos, pues los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales. Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar». (Hch 2, 41-47).

Este fragmento de los Hechos de los Apóstoles resume como las primitivas comunidades cristianas asentadas en la zona de Palestina comenzaron a organizarse.

Hemos visto ya que los cristianos originales repartían todo lo que tenían entre ellos y con los menos agraciados y que practicaban el bautismo y la eucaristía. Veamos otras de las características de estas primeras comunidades cristianas:

– No discriminaban a nadie : aceptaban en la comunidad a pobre y a ricos, a hombres y a mujeres a esclavos y a libres. Todo esto, que puede parecer muy normal hoy en día, era altamente revolucionarios para la época y uno de los motivos por los que eran considerados tan peligrosos por el poder establecido.

– Comenzaron a establecer una organización: aunque todos eran iguales, era necesario establecer una orden que velara por la comunidad. Comenzaron a aparecer los primeros diáconos, que eran los que se encargaban del cuidado de enfermos y débiles y de conseguir la comida y el dinero para que la comunidad sobreviviera.

Los ancianos más sabios y con estudios eran los encargados de transmitir las enseñanzas, es decir, hacían el papel de los sacerdotes actuales, dirigiendo también las reuniones. Se les conocía como presbíteros.

Los llamados profetas se encargaban del ganado, el vino y el aceite. Tanto de su custodia como de conseguir donaciones para la supervivencia de la comunidad. Estos profetas eran una especie de sumo sacerdotes,  algunos procedentes de los templos judíos que habían abrazado las nuevas enseñanzas. Con el tiempo estos profetas fueron alejados de las comunidades debido a diferencias y luchas internas y su trabajo pasó a realizarse por los presbíteros de rango más elevado, que acabaron siendo conocidos como obispos.

A finales del siglo I había ya tres ministerios establecidos: Diaconado (los diáconos), presbiterado (sacerdotes) y episcopado (obispos)

– Se propagaron: La principal de sus misiones era la de propagar la palabra y las enseñanzas de Jesús  por todo el mundo. Las primeras comunidades fueron las formadas por los Apóstoles, la Virgen María y los seguidores originales de Jesús, así como los que se unieron en Jerusalén. La primera expansión se realizó hacia Antioquía y de allí llegaron hasta Roma.

Las primeras comunidades cristianas: las persecuciones

Tras la muerte de Jesús, los cristianos comenzaron a sufrir persecuciones que en un principio fueron simples arrestos, pero que más adelante fueron a peor. El primer mártir fue San Esteban, muerto tras una de las persecuciones más duras que se habían llevado a cabo hasta el momento por parte de las autoridades judías, en el año 34 de nuestra era, es decir, tan solo un año después de la muerte de Jesús. Uno de los líderes de esa persecución fue Saulo de Tarso, que más tarde se convertiría al cristianismo bajo el nombre de Pablo de Tarso.

Cuando las primeras comunidades cristianas llegaron a la misma capital del Imperio Romano comenzaron a expandirse rápidamente. Solo reconocían a un Dios y eso iba en contra de la religión politeísta romana, que además consideraban que el emperador tenía carácter divino. Al negar esto, ya que para ellos el emperador era un hombre, sin ningún poder divino, se les consideró traidores al poder establecido y fueron perseguidos y asesinados.  La primera persecución fue la ordenada por Nerón, entre los años 64 y 68, acusando a los cristianos del incendio que asoló Roma, tratando de este modo de acallar los rumores que decían que fuera él quién ordenara prender fuego a varios de los barrios de la ciudad.  Según cuentan las enseñanzas cristianas, los apóstoles Pedro y Pablo murieron durante esta época en manos de los soldados romanos.

La peor de estas persecuciones tuvo lugar entre los años 303 y 313 por orden del emperador Diocleciano. Es la época de los grandes mártires y de las historias de los cristianos asesinados en los circos. También es cuando aparecen las catacumbas, enterramientos bajo tierra que también servían de lugar de reunión para las comunidades, ya que era un lugar clandestino dónde no se los localizaba fácilmente. En el año 313 se firma el «Edicto de Milán», que pone fin a la persecución a los cristianos y que  fue firmado por Constantino I el Grande y Licinio, dirigentes de los imperios romanos de Occidente y Oriente. En este edicto se promulga la libertad de culto.

Aunque estas son las persecuciones a los cristianos en sus inicios, cuando se formaron las primeras comunidades,  no hay que olvidar que por desgracia las persecuciones religiosas han estado presentes a lo largo de toda la historia del hombre y aun hoy en día siguen existiendo matanzas por cuestión de religión a cristianos en muchos países de Asia y de África. Del mismo modo, también hay otras religiones que han sido perseguidas , pero no es el tema de este artículo.

 

 

http://es.wikipedia.org/wiki/Cristianismo_primitivo

http://es.wikipedia.org/wiki/Persecuci%C3%B3n_a_los_cristianos

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